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Comunidad / Ciudadanos
10 de Marzo de 2005
Los medios de comunicación y el terrorismo: ¿Amigos o enemigos?
Moderador: Juan Luis Cebrián
Panelistas: Antoni, Franc, Hasan Cemal, Giannini Riotta, Matthias Nass, Judith Miller, John Vinocur, Jean-Marie Colombani
El consenso y la unanimidad presidieron el debate. Los ocho periodistas que se sentaron en torno a la mesa para analizar el papel de los medios de comunicación en un mundo amenazado por el terrorismo coincidieron en señalar que, a la hora de informar, es extremadamente compleja su labor: tienen que ser veraces e informar con rigor, pero corren el riesgo de convertirse en caja de resonancia de los terroristas.
Abrió el fuego Juan Luis Cebrián, el moderador del debate, quién pidió a los oradores que abordaran la cuestión desde un punto de vista pragmático y que se basaran en sus propias experiencias como informadores. Recogió el testigo Antonio Franco, director de El Periódico de Cataluña, quien se ciñó al caso español. Sobre esta base, Franco analizó las dificultades a las que se enfrentan los periodistas cuando tienen que informar sobre cuestiones relacionadas con el terrorismo y llegó a la conclusión de que “hay que tener cuidado con lo que se dice” y que hay que contextualizar la información.
El periodista catalán hizo toda una declaración de principios: “Los medios de comunicación están al servicio de los ciudadanos y no de los gobiernos”. Y es que para Franco, hace un año el Gobierno de España no tuvo la intención de tener correctamente informada a la ciudadanía. Por eso, no sabe a qué se refiere el poder político cuando reclama “unidad” a los medios como contribución a la lucha contra el terrorismo. Dejó esa pregunta en el aire.
El periodista turco Hasan Cemal, jefe del Milliyet Nacional Daily, reflexionó sobre la dificultad que entraña encontrar el equilibrio entre las obligaciones profesionales y las políticas cuando hay que informar sobre terrorismo. El alemán Matthias Naas, subdirector de Die Zeit, insistió en ese dilema: “Nos enfrentamos al problema de si no estaremos haciendo una publicidad exagerada a los terroristas”. En este punto, el italiano Giannini Riotta, del Corriere de la Sera, fue tajante: “La mejor propaganda es la verdad”.
Cemal afirmó que la limitación de los derechos civiles y de la libertad de expresión es peligrosa para la profesión periodística. En eso coincidieron todos: hay que tener cuidado con lo que se dice cuando se informa sobre terrorismo pero es necesario preservar el Estado de Derecho para garantizar una prensa libre porque sin prensa libre no hay democracia.
Jean-Marie Colombani, editor del diario Le Monde, insistió en combatir el terrorismo con las armas del Estado de Derecho y se extendió sobre la guerra de Irak. Lamentó que los periodistas enviados allí no tengan toda la libertad necesaria para informar sobre este conflicto. Judith Miller, periodista estadounidense, siguió esa argumentación y senaló que las democracias “se mueren a trozos” si se erosionan sus valores. Millar centró su discurso en la situación del periodismo en Estados Unidos después del 11-S y criticó que el clima se haya vuelto más agresivo contra la profesión justo cuando más necesidad de información tiene la sociedad.
John Vinocur, del Internacional Herald Tribune, introdujo un nuevo elemento de discusión en el debate: el uso del lenguaje. “Llamamos a las cosas de forma distinta” para describir las acciones del terrorismo. Expresó su decepción por el hecho de que se haya sustituido el término “terrorista de la Yihad” por el de “terrorista internacional” en el discurso de los líderes occidentales. Eso indica, a su juicio, una carencia de valentía.
Finalmente, Francisco Santos, periodista y actual vicepresidente de Colombia, aportó la visión como gobernante. Repitió una polémica declaración que ya realizó tres semanas antes en su país: “Los medios de comunicación, en la forma que presentan los hechos, hacen de caja de resonancia de los terroristas”. Santos consideró que los medios tienen una gran responsabilidad en la construcción de la confianza en un Estado y pidió contextualizar siempre la información.
[Redacción Web]
Resumen de la sesión
Las dificultades prácticas a las que se enfrentan los periodistas y los propietarios de los medios se multiplican cuando los terroristas dirigen sus ataques a los medios como forma de promover su propia causa.
Antonio Franco, director de El Periódico de Catalunya (España), comenzó diciendo que, al informar sobre el terrorismo, los periodistas deben tener presente que están al servicio de los ciudadanos y no del gobierno. Conviene recordar, afirmó, que hace un año en España el gobierno no tuvo la intención de mantener a la ciudadanía correctamente informada de las investigaciones sobre los atentados de Madrid.Los periodistas deben ser precisos y dar cuenta de los detalles y motivaciones en cada caso conforme aparecen.
Giannini Riotta, director del Corriere della Sera de Italia, añadió que los periodistas deben prestar más atención al proceso que subyace a los acontecimientos notables, incluso si desde la sección de marketing les exigen que se centren en los hechos. Agregó que los periodistas no deben actuar con un doble rasero, sino informar de las pérdidas humanas con ecuanimidad.
Francisco Santos, vicepresidente de Colombia y antiguo periodista además de antiguo rehén, ofreció su punto de vista pidiendo a los directores de prensa que nieguen a los terroristas los titulares de primera página, que son el oxígeno de la publicidad.
Por su parte, Hasan Cemal, columnista jefe del Milliyet National Daily de Turquía, reflexionó sobre el dilema entre los imperativos profesionales y políticos. Había entrevistado a mandos de Al Qaeda que tenían por objetivo el derrocamiento del gobierno turco. ¿Ante quién era responsable? ¿Estaba infringiendo las leyes antiterrorismo? Los panelistas consideraron que el estado de derecho es fundamental para que los medios de comunicación puedan mantener su libertad. El Sr. Cemal mencionó un artículo de Anthony Giddens, publicado en el International Herald Tribune, que sugería que las leyes actuales son incapaces de tratar con el “nuevo” terrorismo, comentando que le parecía que este argumento es peligroso.
Jean-Marie Colombani, editor de Le Monde de París, alabó al Rey de España por sostener que Occidente debe luchar contra el terrorismo por medio del estado de derecho. Por su parte, la autora Judith Miller comentó que “las democracias se mueren a trozos” a través de la erosión de las libertades. El clima después del 11-S en EE.UU. ha hecho el periodismo agresivo más difícl justo cuando la ciudadanía necesita más información, afirmó. Señaló que su propio caso es un ejemplo de la forma en que se está estrangulando al periodismo, puesto que fue demandada por no divulgar sus fuentes confidenciales de información.
No hubo acuerdo en cuanto a los términos a utilizar para describir las acciones de violencia política. John Vinocur, del International Herald Tribune, expresó su desilusión por el hecho de que el término “terrorista internacional” había reemplazado a “terrorista de la Yihad” en los discursos de los líderes occidentales. En su opinión, esto indica una falta de valentía. Otros consideraron que el término “miembro de la Yihad” tiene una carga ideológica.
[Relator]
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