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10 de Marzo de 2005
Las políticas de energía y el terrorismo
Moderador: David Buchan
Panelistas: Marcell, Colitti, Alastair Morrison, Gary Hart, Roger Diwan
La dependencia occidental del petróleo hace que la inestabilidad política en la zona de Oriente Próximo repercuta gravemente en la economía mundial y especialmente en grandes consumidores como Estados Unidos, Europa o China. ¿Qué pueden hacer las empresas para reducir la inestabilidad del mercado del petróleo? ¿Es el sector petrolífero uno de los principales blancos de organizaciones terroristas como Al Qaeda? ¿Puede esperarse un desarrollo a corto plazo de otras fuentes de energía alternativa?
David Buchan, moderador del debate y editor jefe de la sección de Energía en el Financial Times, abrió las discusiones hablando de los principales focos de inestabilidad mundial: Nigeria, Venezuela, Colombia, pero sobre todo Oriente Próximo. El exceso de capacidad se ha ido reduciendo durante los últimos hasta ser próximo a cero; esto hace que se incremente la volatilidad y la inestabilidad de los mercados energéticos. Sin embargo, éstos no son un blanco prioritario de Al Qaeda. Esto no quiere decir que no haya elementos vulnerables (refinerías, oleoductos, etc.) Buchan recomienda a las compañías no exacerbar la tensión social y local que luego sirve de alimento al terrorismo. ¿Pueden incrementarse las medidas de seguridad? Otro aspecto que para él resulta clave es el alto consumo. ¿Puede Estados Unidos limitar su apetito por el petróleo importado? Su inmediata respuesta: difícilmente.
Para Roger Diwan, director general de PFC Energy, Estados Unidos, los altos precios se explican por una simple cuestión de oferta y demanda. La oferta no puede crecer al ritmo que lo hace la demanda. Entre otras cosas, porque el mercado energético no es un mercado libre, sino que está controlado por cárteles que imponen límites a la flotación libre de producción y precios. Diwan considera sin embargo que la industria es muy consciente de sus debilidades. Los puntos vulnerables están muy bien protegidos. Si algo echa en falta este empresario es que no existan unos cauces aprobados de actuación en lo que se refiere a la utilización de las reservas estratégicas de petróleo. ¿Cuándo deben utilizarse éstas?
El presidente y director general de Kroll International Segurity, Alastair Morrison, abundó en las fuertes medidas de seguridad de las que hacen galas las empresas e instalaciones energéticas. El uso más eficaz de la tecnología les permite aislar los focos problemáticos y reanudar las operaciones en un tiempo que antes era impensable. Los terroristas deben limitarse a lo que el llama Armas de Efecto Masivo, operaciones que no causan graves daños pero que sin embargo resultan muy espectaculares. Las compañías deben promover programas sociales en las zonas de asentamiento para demostrar a los que allí viven que las compañías pueden servirles de ayuda.
El ex senador Gary Hart se mostró crítico con la política energética del presidente Bush. Mientras el consumo energético de Estados Unidos dependa en un 50% de las importaciones de petróleo, los planes democratizadores del gobierno Bush están bajo sospecha. La dependencia del petróleo hace a Estados Unidos vulnerable. Las opciones disponibles son por todos conocidas, asegura el politico estadounidense: un mayor gravamen sobre la importación y el consumo, mayores estándares de eficiencia, desarrollo de centrales nucleares estándares y respaldo institucional a la utilización de fuentes de energía alternativas. Respecto a este último punto, Hart asegura que si se internalizan los costes en los que se incurre al proteger las fuentes del petróleo, la utilización de este tipo de fuentes no debería resultar tan costoso como se acostumbra a pensar.
[Redacción Web]
Resumen de la sesión
Alastair Morrison, presidente y CEO de Kroll International Security, abordó la urgencia de proteger las fuentes de energía y de mitigar el riesgo de ataques. Es clave realizar un análisis de las intenciones y capacidades de los terroristas para dañar fuentes de energía. Los terroristas intentan que sus atentados tengan el máximo impacto en las percepciones de la población global, además de provocar el pánico en las cotizaciones o desastres ecológicos visibles. La capacidad de los grupos terroristas de orquestar atentados es limitada debido a la protección de las fuentes de Oriente Medio y a la amplia distribución geográfica de las instalaciones, que limitan el impacto que puede tener un solo ataque. La intención de los grupos terroristas de realizar un ataque sostenido es compleja pero no elevada. Un ataque a un petrolero conseguiría el impacto espectacular pretendido, siendo los oleoductos quizás las instalaciones más vulnerables. Sin embargo, la sofisticada capacidad del sector energético de recuperarse rápidamente en tiempos de crisis hace que las recompensas de dichos ataques se vean reducidas.
Gary Hart, antiguo senador de los EE.UU., afirmó que la política energética de su país se basa en la garantía implícita de los suministros de petróleo importado de los que depende en buena medida la ávida economía norteamericana. Sin embargo, esta dependencia del petróleo importado compromete la seguridad nacional. Los EE.UU. han hecho grandes inversiones en Oriente Medio para asegurar esta garantía. Asimismo, los factores económicos son tan atractivos que no existe motivación suficiente para cambiar de política, a pesar de que sea contraria a los intereses medioambientales, de seguridad y nacionales del país.
Añadió que la política de democratización global del presidente Bush se ve derrotada por los altos precios del petróleo. Una política de precios bajos del crudo forzaría reformas sociales en los estados del golfo Pérsico y en las antiguas repúblicas soviéticas, mientras que los precios altos permiten a los países exportadores eludir la democratización. También existe la preocupación de que la política exterior norteamericana asegure que los esfuerzos de conservación basados en una mayor carga fiscal sobre los hidrocarburos y mayor eficiencia de combustión son limitados. No hay líderes políticos en los EE.UU. que estén dispuestos a apoyar iniciativas de energías alternativas, afirmó.
Roger Diwan, director ejecutivo de PFC Energy de los EE.UU. señaló que la capacidad de un grupo terrorista de afectar a los precios del petróleo es limitada, pero que el riesgo percibido conlleva un riesgo en el precio, especialmente en un entorno en que la demanda supera la oferta y la capacidad está disminuyendo. El sistema es muy sensible a las noticias que afectan la seguridad, aun cuando el riesgo de que se produzca una emergencia que lleve a una escasez real de energía es poco creíble. Las fuentes de suministro están distribuidas ampliamente en todo el mundo y, si bien hay 4 o 5 plantas en las que un ataque terrorista podría paralizar el suministro global, están fuertemente protegidas. Expresó una preocupación aun mayor por la falta de políticas para distribuir reservas estratégicas de petróleo en casos de emergencia. Estas reservas son gestionadas por la OCDE y existe un debate permanente con respecto a la oportunidad y forma de su utilización.
[Relator]
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