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9 de Marzo de 2005

Del conflicto a la paz: lecciones aprendidas en primera línea de fuego

Moderador: Tim Phillips
Panelistas: Ram Manikkalingam, David Ervine, John Hume, Harriet C. Babbitt
Comentarista: Rose Styron

El debate sobre las lecciones aprendidas en primera línea de fuego fue uno de los más interesantes de la mañana. ¿La razón? En él podían encontrarse a dos expertos en el conflicto norirlandés (John Hume, premio Nobel de la Paz por su contribución al proceso de paz en ese país y David Ervine, figura muy influyente dentro de la política lealista),  pero también a Joaquín Villalobos, antiguo jefe de la guerrilla salvadoreña o a Ram Manikkalingam, asesor del presidente de Sri Lanka en sus negociaciones con la guerrilla de los Tigres Tamiles.

Fue precisamente John Hume el primero en abrir el fuego y lo hizo asegurando que en su opinión todos los conflictos se nutren de las diferencias. De esta creencia nace su receta para acabar con el terrorismo: respeto a las diferencias (raza, religión y nacionalidad), instituciones representativas de esas diferencias y desarrollo económico, que finalmente abrirá los ojos a los terroristas al hecho de que resulta más beneficioso arrimar el hombro y trabajar a favor del bien común. Hume también señaló que la Unión Europea debería nombrar un Comisionado para la Paz y la Reconciliación.

David Ervine, por su parte, comenzó con una emotiva rememoración de los hechos que le empujaron a hacerse paramilitar. Para Ervine, una de las causas del terrorismo hay que buscarla en la conciencia de superioridad que puede tener un individuo o un grupo. Al cantar “somos el pueblo” –como aseguró Ervine que solía corear cuando era joven–, esto implica que hay otro que no lo es. Expresiones como "mundo civilizado" resultan por tanto muy desafortunadas. La violencia, afirma el líder irlandés basándose en su propia experiencia personal, se nutre por tanto de la ignorancia. La receta del político irlandés: buscar conceptos compartidos de legitimidad, algo también defendido en sus intervenciones por el propio Hume y por Harriet B. Babbit.

El cingalés Ram Manikkalingam aseguró que hay que replantearse la importancia de la religión como motivación o justificación de las acciones de los grupos terroristas. Es eso lo que sucede en Sri Lanka, donde la guerrilla opera en función de una motivación de carácter político. Manikkalingam, al revisar algunos de los sucesos que aproximaron las posiciones del gobierno de Sri Lanka y de los Tigres Tamiles (como el tsunami que arrasó gran parte de la costa controlada por la guerrilla), destaca la necesidad de alcanzar un lenguaje neutral que permita encontrar puntos de contacto entre las partes enfrentadas. Al integrar a los terroristas, uno espera, asegura Manikkalingam, que estos cambien las armas por la participación política; sin embargo, no hay garantía de que esto suceda.

De la violencia como lenguaje habló Joaquín Villalobos. La guerrilla de la cual él era uno de los líderes, afirmó el salvadoreño, supone poner reglas a la violencia. Al final ésta desapareció de las calles para trasladarse a la enrarecida vida política, pero ya sin víctimas civiles. El anterior presidente de Colombia, César Gaviria, también ofreció algunos detalles del proceso que llevó a uno de los principales miembros del M-19 a formar parte de su gobierno. No queda más remedio -afirma convencido Gaviria- que tratar de atraer a los terroristas a la vida civil.

Pero como señalaron todos los ponentes, no existe una regla mágica para los procesos de reinserción (así la distinta evolución histórica de El Salvador y Honduras, partiendo de planteamientos similares, como explicó Villalobos); estos son complicados puesto que: ¿Cuánto está uno dispuesto a perdonar? ¿Cuál es el valor que puede atribuírsele a la paz?

Resumen de la sesión

John Hume, miembro del Parlamento Británico en representación de Irlanda del Norte, laureado con el Premio Nobel, describió los tres principios rectores para negociar y mantener la paz: el respeto a las diferencias por parte de todos los implicados; la representación de todos los grupos y partidos en las instituciones políticas y culturales; y la dedicación a restañar las heridas sociales. Según dijo, la promoción del diálogo es esencial para toda solución de conflictos. Con ese fin, instó a la Unión Europea a crear una oficina de paz y resolución de conflictos.

David Ervine, líder del Northern Ireland Progressive Unionist Party (Partido Unionista Progresista de Irlanda del Norte), analizó las raíces del terrorismo en el conflicto entre grupos -- específicamente, en las identidades grupales basadas en términos de superioridad e inferioridad. En el Ulster, tanto la comunidad católica como la protestante se han descrito a sí mismas en esos términos, deshumanizando a la otra comunidad con el fin de justificar la violencia. También señaló la falta de congruencia entre el proceso de paz de Irlanda del Norte y su proceso político. El proceso político está en crisis, afirmó, aunque la violencia sistemática se haya reducido en los últimos años.

Ram Manikkalingam, asesor principal del presidente de Sri Lanka, analizó el papel del desarrollo económico en los procesos de paz. Por ejemplo, el reciente tsunami provocó devastadores daños económicos en Sri Lanka y en toda la región. Pero, sin embargo, la oferta gubernamental de ayuda a los grupos de la oposición sirvió para reiniciar las negociaciones.

César Gaviria afirmó que 1991 marcó un nuevo comienzo en Colombia al introducir nuevas formas de democracia y, por extensión, la participación democrática de grupos anteriormente excluidos. Todas las partes han cometido violaciones de los derechos humanos en el conflicto colombiano. Pero las autoridades colombianas están tendiendo la mano a todas las partes, incluso a aquéllas asociadas con el terrorismo. Un problema clave de Colombia es la eliminación del narcotráfico. Los traficantes, incluidos sus aliados paramilitares, se ven fortalecidos por los centenares de millones de dólares con que cuentan -- que los convierten en un enemigo extraordinariamente adinerado. En realidad, los narcoconflictos colombianos se basan casi exclusivamente en el dinero y no en la ideología.

Joaquín Villalobos, secretario de relaciones internacionales del Partido Nacional Democrático de El Salvador, describió la violencia como un tipo de lenguaje que se utilizó por primera vez en El Salvador por parte de un gobierno, como medio de control social. Pero el lenguaje de la violencia se ha difundido; en estos momentos, la violencia de los pandilleros amenaza a la paz social y la gobernabilidad del país.

Harriet Babbit, ex representante permanente de EE.UU. ante la Organización de Estados Americanos, expuso que la comunidad internacional podrá apoyar al proceso de paz si se cambia el lenguaje de la violencia, siempre y cuando se cree un espacio para que los líderes locales (en especial las mujeres) encuentren un terreno común.

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Audio


Audio completo de la conferencia

Fotos



Participantes en el debate "Del conflicto a la paz: lecciones aprendidas en primera línea de fuego". De izquierda a derecha, Joaquín Villalobos, John Hume, Harriet C. Babbit, David Ervine, Tim Phillips (moderator), Ram Manikkalingam, César Gaviria y Rose Styron.

David Ervine, líder del Partido Unionista Progresista de Irlanda del Norte, y Tim Phillips, moderador y co-fundador del Proyecto sobre la Justicia en Tiempos de Transición, en el debate "Del conflicto a la paz: lecciones aprendidas en primera línea de fuego"
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