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Comunidad / Ciudadanos
10 de Marzo de 2005
Sesión Plenaria Extraordinaria
Intervención de Su Majestad el Rey
y del Secretario General de Naciones Unidas
El presidente del Club de Madrid, Fernando Enrique Cardoso, abrió la sesión con un ágil discurso introductorio que dio pie las palabras de Su Majestad Juan Carlos I, rey de España. El monarca, en una breve y emotiva alocución, expresó el pesar de todos los españoles y el penoso recuerdo que planea sobre la ciudad de Madrid, al cumplirse el primer aniversario de la tragedia de la Estación de Atocha. Posteriormente, Juan Carlos I ofreció el micrófono al Secretario General de la ONU, Kofi Annan.
El máximo representante de Naciones Unidas comenzó su discurso expresando la máxima preocupación por la que consideró una de las mayores amenazas del mundo actual: el terrorismo. Específicamente, Annan quiso referirse a los retos y estrategias globales para combatir un problema que ha golpeado a lugares tan distintos como Dar-es-Salam, Nairobi, Tel Aviv, Bali, Estambul, Riad, Casablanca, Bagdad, Bombay, Beslán, Nueva York o Madrid. El mandatario de la ONU se refirió a una serie de recetas nominadas como las “cinco d’s” para combatir el terrorismo: Disuadir, dificultar, hacer desistir, desarrollar y defender a los débiles.
En el plano estratégico, estas recetas se resumen en una mezcla de amenazas y promesas de apoyo a los países susceptibles de conflicto que tratarían de complementar la política más directa de la Administración Bush. Tal como recordó Annan, “el objetivo es extender el ideal democrático por todo el mundo, tal como dijo recientemente el presidente Bush”.
Hincapié especial hizo Annan en el peligro de terrorismo nuclear, sin nombrar, eso sí, ni a Corea del Norte ni a Irán, los dos países que más preocupan en este aspecto a la comunidad internacional. También se refirió al tráfico incontrolado de material nuclear hacia países conflictivos. Annan apremió a la ONU a conformar sin demora el convenio internacional para la represión de los actos de terrorismo nuclear.
Todavía en la línea de la presión, Annan advirtió sin miramientos a “aquellos países que apoyen el terrorismo”, pesando quizá en Siria, actual punto de mira de muchas presiones por su presencia militar en Líbano y su supuesto apoyo a diferentes movimientos terroristas.
Una vez especificados estos dos aspectos, Annan regresó al plano de la cooperación y el apoyo. Reclamó de Naciones Unidas un mayor compromiso con los países pobres y especialmente con aquellos que carecen de medios para prevenir los brotes de terrorismo en su seno. También se refirió a la UNESCO como el medio traer educación y equidad al tercer mundo y así evitar el fanatismo y las medidas extremistas. En otro orden de cosas, Annan nombró el peligro del bioterrorismo y expresó su preocupación porque “sin un sistema de salud global éste pueda provocar grandes estragos en las zonas más desfavorecidas”. “Pronto habrá en todo el mundo decenas de miles de laboratorios capaces de sintetizar agentes infecciosos con insospechadas posibilidades mortíferas”, advirtió.
Finalmente Annan subrayó la importancia del respeto de los derechos humanos como medida preventiva contra el terrorismo. “La preservación de los derechos humanos no solamente es compatible con una estrategia eficaz de lucha contra el terrorismo, sino que es un elemento esencial de esa estrategia”, dijo el secretario general de la ONU. Annan dio su aprobación “a la creación de un relator especial que informe a la Comisión de Derechos Humanos sobre la compatibilidad de las medidas de lucha contra el terrorismo con los instrumentos internacionales de derechos humanos”. Este último punto posiciona a Naciones Unidas frente a la discutida “Patriot Act” norteamericana, que está siendo muy cuestionada en los Estados Unidos justo cuando termina el plazo de validez de sus aspectos más polémicos. Ya ayer, la ex secretaria de estado norteamericana Madeleine Albright criticó duramente muchos flecos de esta acta antiterrorista adoptada tras el 11-S.
[Redacción Web]